1. Datos estructurados: Estos datos están organizados en un formato predefinido, como tablas en bases de datos. Esto significa que tienen una estructura clara y son fáciles de analizar. Por ejemplo, datos en hojas de cálculo o bases de datos relacionales donde cada columna tiene un tipo específico de información (números, fechas, texto, etc.).
2. Datos no estructurados: A diferencia de los datos estructurados, los datos no estructurados no siguen un formato específico y no tienen una organización definida. Incluyen texto libre, imágenes, videos y otros tipos de contenido que no se pueden fácilmente categorizar. Ejemplos son correos electrónicos, publicaciones en redes sociales, documentos de texto, etc.
3. Datos semiestructurados: Este tipo de datos caen en un punto intermedio entre los datos estructurados y no estructurados. Tienen cierta organización o etiquetas que les dan estructura, pero no son tan rígidos como los datos estructurados. Un ejemplo común de datos semiestructurados son los archivos XML o JSON, donde hay una jerarquía y etiquetas, pero el contenido puede variar significativamente.

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